Enka aborda cinco mitos sobre el reciclaje del PET

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Colombia ha iniciado, desde hace unos años, el camino de la circularidad. Entendiendo la urgencia que plantea el mundo en términos de la gestión adecuada de los recursos y los compromisos con el desarrollo sostenible, el país se ha embarcado en diversas iniciativas, proyectos y leyes que permiten a la sociedad colombiana trazar objetivos que permitan avanzar de una economía lineal a una circular que genere beneficios sociales y ambientales.

Enka, empresa colombiana con cerca de 60 años de experiencia en el mercado, y una de las plantas de reciclaje botella-a-botella más grandes del mundo, comparte algunos mitos sobre el reciclaje del PET para aportar a que, desde su día a día, cada colombiano se haga partícipe de su apuesta por la economía circular, evitando así que las botellas de PET posconsumo que circulan en el país terminen en fuentes hídricas y otros ecosistemas, y por el contrario, puedan ser transformadas en productos de alto valor agregado.

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1. De no ser lavadas, las botellas no se pueden reciclar:

Aunque lo ideal sería que las botellas estén limpias para facilitar el almacenamiento, para la transformación el lavado no es un requisito, ya que el proceso de transformación cuenta con alta tecnología capaz de eliminar todos los contaminantes y las impurezas para que estos envases puedan ser utilizados nuevamente para contacto con alimentos. A la hora de reciclar, lo importante es realizar una correcta separación en la fuente y disponer los residuos aprovechables en la bolsa blanca y que las botellas no sean contaminadas con aceites, combustible y pintura; asimismo, no introducirles elementos como agujas, arena, entre otros. Esto va a permitir que la botella sea recolectada y posteriormente, transformada por Enka.

2. No es necesario separar residuos en la fuente porque los recicladores se encargan de esto:

Esto es un mito muy común. Si bien los recicladores separan los elementos que recolectan en su labor, sin duda, el que vengan separados desde el origen facilita su trabajo. Además, una vez el carro recolector recoge la basura, esta es transportada a los rellenos sanitarios en donde está prohibido acceder para recuperar los materiales aprovechables, debido a los controles existentes en materia de sanidad y seguridad.

3. El PET es un material poco reciclable, poco ecológico y tiene pocos usos:

El PET es el material de empaque más amigable con el medio ambiente, debido a que por sus características se puede reciclar infinitas veces. Comparado con otros materiales, la producción de resina reciclada a partir del PET genera una menor huella de carbono, debido a que requiere menor consumo de energía para su transformación, transporte, uso y reciclaje.

4. Poco aporta a la economía circular si reciclo una botella:

Cada botella que se recicla puede hacer la diferencia. La no adecuada disposición de una botella implica que esta no podrá ser reciclada, y, por el contrario, podrá terminar en espacios donde no se podrá recuperar como fuentes hídricas y otros ecosistemas naturales. En cambio, si se dispone adecuadamente, podrá ser reciclada para tener una nueva vida, ya que podrá circular infinitas veces como una nueva botella, o podrá ser transformada en productos de alto valor agregado, como por ejemplo almohadas, morrales, uniformes, geotextiles, prendas, entre muchas otras posibilidades.

Por ejemplo, con las plantas de reciclaje existentes de Enka, se generan beneficios sociales y ambientales como:

  • Recuperación de cerca de 6 millones de botellas de PET cada día.
  • Ahorros en energía del 92% correspondiente al consumo de cerca de 600.000 hogares (una ciudad como Cali).
  • Reducción en emisiones de CO2 del 72%, equivalente a retirar de las calles más de 21.000 vehículos.
  • Beneficios para los recicladores de más de COP $130.000 millones al año.
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5.  El reciclaje de PET solo es responsabilidad de los recicladores:

El reciclaje de PET es un trabajo de todos los eslabones de la cadena, desde las marcas y productores, el reciclador, hasta el consumidor final. Cuando Enka inició su primera planta de reciclaje en 2007, la tasa de recolección de este material en Colombia era del 2%. Hoy es del 32% y con la nueva planta que lanzó a inicios de este año, se espera llegue a niveles similares a los de Europa (50%).

No obstante, que este número siga en aumento es un compromiso de todas las personas a la hora de disponer los residuos que ya no utilizan, del fortalecimiento de la cadena de reciclaje y la industria, y de la responsabilidad de los productores de envases y empaques.

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