En el mundo de la salud visual, el glaucoma se conoce como una enfermedad silenciosa que amenaza la visión de millones de personas.
Esto debido a que su
sintomatología, puede pasar desapercibida hasta etapas avanzadas. Por eso,
desde la Fundación Oftalmológica Nacional, queremos unirnos a la
concientización de esta enfermedad durante la semana mundial del glaucoma que
se celebra hasta el próximo 16 de marzo, para orientarlos y compartirles
algunos consejos básicos, los cuales son clave para la prevención y el manejo
efectivo de esta enfermedad.
Más allá de la presión intraocular
El glaucoma no se limita a la presión
intraocular elevada; es una enfermedad compleja que afecta el nervio óptico y
existen varios tipos, pero los dos principales son: El glaucoma de ángulo
abierto, el cual es el más común y el glaucoma de ángulo cerrado.
El glaucoma de ángulo abierto se caracteriza
generalmente por un aumento de la presión intraocular que puede afectar al
nervio óptico. La mayoría de las veces no presenta síntomas evidentes en las
etapas iniciales.
El segundo tipo es el glaucoma de ángulo
cerrado, el cual es menos frecuente pero con síntomas más agudos. En este tipo
de glaucoma, la obstrucción súbita del drenaje del líquido intraocular eleva la
presión de manera rápida y puede causar síntomas abruptos como dolor ocular,
náuseas y visión borrosa.
Estos son los dos tipos principales, pero
también existen variantes menos comunes como el glaucoma congénito y el
glaucoma secundario a otras condiciones oculares.
Factores
de riesgo
El glaucoma es una enfermedad ocular que puede
afectar a cualquier persona, pero algunos factores de riesgo aumentan la
probabilidad de desarrollarla, como ser mayor de 50 años. Además, aquellos con
antecedentes familiares de glaucoma también son más propensos a desarrollar la
enfermedad, lo que sugiere una predisposición genética. Otros factores de
riesgo incluyen la presión intraocular elevada, miopía severa, la raza,
lesiones oculares y la diabetes mellitus.
Síntomas
y diagnóstico
El glaucoma es una enfermedad ocular
asintomática en sus primeras etapas, lo que hace que sea imperceptible para la
persona afectada. Sin embargo, a medida que avanza, puede generar síntomas que
requieren atención médica. Uno de los principales síntomas es la pérdida gradual
de la visión periférica. A medida que progresa la enfermedad, se pueden
experimentar dificultades para ver objetos en los lados o en el campo de visión
periférica. Además, algunas personas pueden experimentar dolor ocular intenso,
enrojecimiento, visión borrosa y halos alrededor de las luces. Es crucial tener
en cuenta que, una vez que se manifiestan los síntomas, el daño ocular causado
por el glaucoma suele ser irreversible. Por lo tanto, la detección temprana a
través de exámenes oftalmológicos regulares es fundamental para prevenir la
pérdida de visión significativa.
El tratamiento y manejo del glaucoma se centran
en reducir la presión intraocular para prevenir o frenar el daño al nervio
óptico. Los principales enfoques incluyen medicamentos, como los colirios que
reducen la presión intraocular al facilitar el drenaje del líquido o reducir la
producción de este.
En casos más avanzados o cuando los medicamentos
no son suficientes, pueden considerarse procedimientos quirúrgicos para ayudar
a mejorar el drenaje del líquido intraocular y reducir la presión.
Es fundamental que las personas diagnosticadas
con glaucoma sigan un plan de manejo personalizado establecido por su
oftalmólogo y asistan a revisiones regulares para evaluar la progresión de la
enfermedad y ajustar el tratamiento según sea necesario.
Cuida tus ojos
Compartir información sobre el glaucoma,
fomentar revisiones oculares regulares y apoyar la investigación son pasos
cruciales para enfrentar esta condición y proteger la visión de las
generaciones futuras.
El glaucoma es una realidad que merece nuestra
atención, por eso son importantes estas campañas de concientización, no solo
del glaucoma, sino también para tomar medidas proactivas para preservar la
salud ocular a lo largo del tiempo.