Lo que alguna vez fue un espectáculo exclusivo, a menudo criticado por sus ideales irreales de belleza, hoy celebra la riqueza de la pluralidad femenina. En este nuevo capítulo, Victoria's Secret ha dejado claro que las mujeres de talla grande, aquellas que desafían los estereotipos de edad y las que han sido marginadas por no cumplir con ciertos cánones ahora tienen un lugar en sus pasarelas. Este es un triunfo para todas las mujeres que alguna vez se sintieron invisibilizadas.
Pero la verdadera sorpresa no vino solo de la música, sino de las mujeres que desfilaron. Adriana Lima, quien se retiró en 2018, hizo una emotiva reaparición a los 43 años, demostrando que la belleza y el éxito no tienen fecha de caducidad. Con sus clásicas alas de ángel en la espalda, Lima caminó con una sonrisa que simbolizaba la evolución de la marca hacia una inclusión real. Alessandra Ambrosio, Kate Moss, Eva Herzigova, Isabeli Fontana y Carla Bruni también desfilaron, rindiendo homenaje a las supermodelos que marcaron época.
El cierre del evento estuvo liderado por Tyra Banks, imponente a sus 50 años y luciendo con orgullo su cabello afro natural. Banks, un símbolo de diversidad y empoderamiento, encabezó una pasarela donde la experiencia se encontró con la juventud. Desde las consagradas Gigi Hadid, Candice Swanepoel y Behati Prinsloo hasta las nuevas generaciones de modelos como Lila Moss y Valentina Sampaio, la mezcla de edades y estilos aportó frescura al evento.
El regreso de Victoria's Secret es más que un espectáculo de lencería: es un símbolo de cómo la industria de la moda puede evolucionar para representar la realidad de las mujeres en todo el mundo.
“Hemos pasado de promover una visión excluyente de lo que es sexy a celebrar a todas las mujeres en cada fase de sus vidas”, reflexionó la marca. Con una pasarela que incluyó a modelos de talla grande, madres y mujeres de más de 30 años, el mensaje fue claro: la belleza y el empoderamiento femenino no tienen límites de edad, raza o talla.
En una industria que a menudo ha exaltado estándares inalcanzables, la vuelta de Victoria's Secret nos recuerda la importancia de vernos reflejadas en la moda. La belleza no reside en cumplir expectativas externas, sino en la confianza de aceptarnos tal como somos. Este desfile es un símbolo del empoderamiento femenino, una oda a las mujeres que luchan contra los estereotipos y demuestran que la verdadera belleza es diversa, inclusiva y, sobre todo, auténtica. Ojalá muchas marcas reconocidas de la industria nacional en Colombia tomen este ejemplo y nos ofrezcan espectáculos igual de inclusivos, además de colecciones y diseños pensados para mujeres que representen a la verdadera mujer real.
Además, todas las personas, sin importar su condición física, deberían poder encontrar prendas de vestir que las hagan sentir representadas, visibilizadas y empoderadas. El verdadero trabajo de un diseñador es crear prendas únicas que ayuden a sus clientas a sentirse satisfechas, cómodas y respetadas, valorando el cuerpo que habitan y fomentando el deseo de transformar su existencia a través del amor propio, la autoaceptación y el autocuidado.
En nuestra revista, que promueve la inclusión, la diversidad y el empoderamiento de mujeres que no cumplen con los estereotipos tradicionales, celebramos esta evolución. Creemos firmemente que este cambio es un paso hacia un mundo donde todas las mujeres, sin importar su talla, edad o color de piel, puedan sentirse seguras y valoradas. Las mujeres que desafían los estándares preestablecidos son las verdaderas pioneras de un cambio necesario. El empoderamiento no surge de cumplir expectativas ajenas, sino de celebrar quienes somos en nuestra plenitud.
Victoria's Secret ha demostrado que la belleza no es cumplir con moldes impuestos, sino abrazar lo que nos hace únicas y poderosas. Desde las alas de ángel de Adriana Lima hasta las notas poderosas de Cher, este desfile fue una oda a todas las mujeres que, con su autenticidad, están redefiniendo lo que significa ser hermosa y fuerte en el mundo actual.